La Verdadera Víctima del Aborto es la Mujer
Acabo de terminar de ver la película “Inesperado” y es devastador ver el sufrimiento de las mujeres que son víctimas del aborto. Mujeres que llegan en momentos de profunda crisis y frustración y, lamentablemente, son recibidas por un grupo de personas que lejos de buscar ayudarlas, lo único que pretenden es venderles un producto “mágico” e irrefutable para solucionar sus problemas.
Las personas que están atrás de la promoción del aborto, pretenden hacernos creer que son defensores de mujeres en crisis. Las mujeres que acuden a estas clínicas son inclusive recibidas por personas preparadas para “acogerlas”.
Psicólogas, psiquiatras, enfermeras, todo un aparato de venta y marketing puesto a su disposición para hacerles creer que no existe mejor solución para sus problemas que el aborto.
Convencerles que no están haciendo nada malo; que no tendrán consecuencias; que lo que llevan dentro no es un bebé. No les dan tiempo para pensar. Les mueven a tomar decisiones apresuradas. Bajo la idea de que si se practican inmediatamente el aborto será más fácil y más económico pues mientras más tiempo avanza el embarazo es más difícil el procedimiento y más caro. No les dan tiempo para recapacitar. Las tratan como “clientes” no como “pacientes”.
Entran las mujeres desconsoladas a causa de un embarazo no esperado, buscando ayuda, y se les ofrece una fórmula mágica que supuestamente pondrá fin a su problema, contándoles una historia que resulta irreal.
Mujeres a quienes no se les deja ver la imagen de sus bebés luego de practicarles la ecografía, pues solo interesa para calcular el valor a cobrar por el servicio; ya que el valor que se cobra se calcula en base al tamaño del bebé y las semanas de gestación.
Luego de practicado el el aborto se ve mucha sangre. Sangre de niños que mueren pero sobretodo de mujeres que se desgarran por dentro y lloran de dolor. Se ve sufrimiento, miedo, aflicción, tristeza. No me puedo imaginar una mujer que luego de practicarse un aborto salga con la misma sonrisa con la que recibe una madre a su hijo al nacer, a pesar del profundo dolor físico del parto.
El aborto es muerte
Todo lo que gira alrededor del aborto tiene un olor y sabor a muerte. No hay paz, las mujeres no logran recuperarse del dolor. El sufrimiento persiste pese a que el problema en apariencia haya terminado con el aborto.
Evidentemente el mundo se encargará de que el remordimiento y el dolor cesen con el tiempo, y quizá muchas de ellas vuelvan una y otra vez a practicarse más y más abortos cuando dejan de verlo como lo que es, el asesinato de sus hijos.
Pero lo cierto es que la huella del aborto habrá marcado sus vidas para siempre y seguramente sus problemas detrás del aborto no se habrán solucionado: hombres que las maltratan; hombres que abusan de ellas, hombres que las utilizan; familias que las desampararon; problemas económicos que no desaparecen; etc.
Se ve también mujeres convencidas que están ayudando a otras mujeres. Sin embargo, para hacerlo les ocultan información, no les dan otras alternativas que les permita tomar una decisión segura, y hacen lo imposible para que estas sus clientas en crisis no tengan la oportunidad de recapacitar y cambiar de decisión.
Es difícil entender cómo podemos ver en el aborto un derecho cuando expone a la mujer a tanto sufrimiento. Cuando no existe un interés superior que se pretenda proteger, más allá de los intereses económicos que se esconden atrás.
Cómo se puede pensar en el aborto como un derecho de la mujer, si lo que hace es minimizar aquello que hace especial a la mujer, su posibilidad de ser madre. Cómo puede pensarse que convertir a la mujer en un producto, una mercancía, que representa un rédito para las grandes corporaciones que están atrás de este gran negocio del aborto, puede ser un derecho.
La verdadera víctima del aborto es la mujer
El niño muerto, después de los minutos que durará su agonía, irá al cielo, y no estará expuesto a un mundo que lo rechazó. La madre corre el riesgo de morir o tener graves consecuencias físicas y psicológicas luego de un aborto. Además habrá sido utilizada y habrá quedado nuevamente desamparada.
¿Qué es realmente un derecho?
Derecho es que la mujer encuentre soporte frente a un embarazo no planificado. Que el Estado comprometa sus recursos para crear centros de acogida donde mujeres en situaciones delicadas puedan ser recibidas para poder estar seguras y acompañadas antes, durante y después del parto. Derecho es que las mujeres no sean expuestas a estos procesos quirúrgicos – que legales o ilegales – ponen en riesgo sus vidas. Que las mujeres no sean forzadas a abortar por aquellos hombres que las embarazan y las dejan solas. Derecho es que todas aquellas mujeres que no están en la capacidad de llevar un embarazo solas, estén protegidas.
Todo lo demás, es una oportunidad para las personas que abusan de la vulnerabilidad de todas estas mujeres. Es una mentira, una realidad falsa, que dejará una huella imborrable en la vida de estas mujeres. Quienes defienden el aborto nunca podrán ocultar la diferencia entre la vida y la muerte.
En su momento nos aseguraban que con la planificación familiar el número de abortos disminuiría; sin embargo, pese a la anticoncepción, el número de abortos por año sigue incrementándose.
Ahora pretenden hacernos creer que el aborto es una cuestión de salud, pues con la legalización del aborto, el número de mujeres que muere cada año a causa del aborto se descenderá.
No obstante, en el mes de diciembre de 2020, ya escuchamos de una adolescente de 14 años de edad que se practicó un aborto en un hospital público de Uruguay y falleció por septicemia. Dice el comunicado: “luego de haber cumplido con el procedimiento que exige la ley, a la semana de abortar, ingresó a la emergencia hospitalaria y falleció a las 24 horas”.
La realidad es que no hay aborto seguro
Lo cierto es que sea cual sea el procedimiento de aborto , se expone a la mujer a muchos riesgos. Entonces, ¿cuál es la mentira ahora?
Tenemos que estar convencidos que el sufrimiento físico, psicológico y espiritual de la madre permanecerá para siempre. Quienes de verdad luchamos por los derechos de las mujeres, no podemos permitir que esto pase.
La verdadera víctima del aborto es la madre que pierde a su hijo, porque no lo podrá recuperar nunca. Evidentemente, el grado de culpa, remordimiento, pena, o cualquier otro sentimiento puede ir menguando con el tiempo, pero nunca desaparecerá por completo.
Es necesario crear mecanismos de acogida y acompañamiento. Así , estas mujeres podrán sentirse respaldadas en hombres y mujeres que verdaderamente se preocupan por ellas y que no pretenden instrumentalizarlas.
María de Lourdes Maldonado
Nacida en Quito, el 5 de junio de 1977. Estudio en el colegio Cardinal Spellman Girls School hasta tercer Curso, y curso el bachillerato en el Centro Educativo Tomas Moro. Se graduó de abogada en la Pontificia Universidad Católica de Ecuador y realizó sus estudios de Posgrado en España, donde obtuvo el título de Master en Derecho de los Negocios en la Universidad Francisco De Vitoria, con el auspicio del Colegio de Abogados de Madrid. Es arbitra del Centro de Arbitraje de la Cámara de Comercio de Quito. Casada y tiene 4 hijos.