¿Qué pasa en Afganistán?
En las últimas semanas la atención del mundo ha estado en Afganistán. El retorno del régimen Talibán al poder causa asombro, preocupación, miedo e incertidumbre porque implica el regreso a la aplicación estricta de la Ley Sharia.
La principal preocupación gira en torno a las mujeres y niñas, pues son quienes más libertades perderán y serán más vulnerables a la violencia. Sin embargo, no serán las únicas afectadas. El regreso a la Ley Sharia significa la pérdida de libertad, seguridad y la amenaza de violencia para todo el pueblo afgano; hombres y mujeres.
El régimen Talibán también genera una amenaza a la paz mundial, así como una posible crisis migratoria y familiar, que, bajo la situación sanitaria actual se ve agudizada.
Contexto histórico
Para comprender la situación que atraviesa Afganistán, es necesario conocer cómo nacieron las distintas corrientes del Islam. La segunda religión más grande del mundo es el Islam y se calcula que hay 1.800 millones de musulmanes en el mundo.
Existen dos principales corrientes; el Suniismo (Sunitas) y el Chiismo (Chiitas). Estas corrientes surgen por una lucha de poder y herencia del liderazgo de Mahoma. Ambas han incidido en la situación actual de Medio Oriente.
Mahoma murió en el año 632 sin dejar descendencia. Su fallecimiento desencadenó una lucha por el poder político y religioso que hasta el día de hoy perdura entre el Suniismo y el Chiismo. Si bien ambas corrientes coinciden en su Fe y mayoría de prácticas religiosas, se disputan aún el liderazgo del pueblo musulmán.
Los conflictos más agudos se han visto en Siria, Irak, Yemén y Líbano. También, a partir de estos fenómenos, surgió el autodenominado Estado Islamíco o ISIS, que representa la rama más radicalizada del Suniismo, y que ha sido catalogado por la comunidad internacional como un grupo terrorista.
Los Talibán
Talibán quiere decir estudiante de religión. Son un grupo fundamentalista islámico, es decir, aplican con absoluta radicalidad la Ley Sharia. Son un movimiento político, religioso y militar que siguen la escuela de jurisprudencia islámica Hanafí, una de las cuatro escuelas de jurisprudencia sunita.
Su interpretación de la Ley Sharia ha sido de las más radicales, especialmente en cuanto al trato a la mujer y el control absoluto de la vida de los ciudadanos. El fundamentalismo de este grupo establece que es un deber obligar al ciudadano a observar radicalmente la Ley Islámica y las prácticas de la religión a fin de salvar su alma.
Quien no lo haga, debe ser ejecutado por el bien de su alma y de la sociedad; pues se considera que no cumplir con las normas contamina a la comunidad. Esta creencia se pudo escuchar en una de las recientes entrevistas a uno de sus líderes.
Los talibanes aparecen en el año 1994, después de la guerra civil en Afganistán, consecuencia de la desocupación del régimen soviético. Se cree que los miembros, en su mayoría, provenían de las escuelas religiosas de Afganistán y Pakistán, las cuáles promovían la línea más radical del suniismo, es decir el Islam más ortodoxo.
El mulá Mohamed Omar, fundador del movimiento, consideró ofensivo que tras el retiro de la ocupación soviética, no sea la ley islámica la que gobierne. Por esta razón formó el movimiento Talibán. Este hecho desató entonces la violencia y guerra por la toma de poder. Para 1998, el movimiento Talibán había tomado el poder de más del 90% de Afganistán, incluyendo Kabul, y gobernó hasta el año 2001, cuando las tropas estadounidenses y de los países aliados tomaron el poder junto con el gobierno afgano.
¿Qué implica el regreso de los Talibán al poder?
El regreso del régimen Talibán no sólo atenta contra los ciudadanos afganos, sino también a la comunidad internacional, pues como todos conocemos son un grupo terrorista cuyo objetivo es Occidente. El regreso de este movimiento al poder también ha ocasionado la migración de miles de ciudadanos afganos que se sienten amenazados, hecho que podría causar una crisis migratoria internacional.
El régimen Talibán a quien más amenaza es a las mujeres. La aplicación radical de la Ley Sharia representa un gran retroceso en la libertad y desarrollo de la mujer. De acuerdo con la esta ley, en su interpretación más radical, no permite que las mujeres estudien pasados los 10 años, les obliga a utilizar Burka, no pueden salir a la calle sin compañía de un hombre, tampoco participar libremente de la vida social ni política o tener una profesión, peor aún ocupar cargos políticos.
Las consecuencias de no observar estas normas conllevan castigos inhumanos como la lapidación. La Ley Sharía también autoriza el matrimonio con mujeres menores de edad. Los líderes talibanes han asegurado que los derechos de las mujeres serán respetados dentro del marco de la Ley Sharia, lo cual en la práctica no representa garantía alguna.
Sin duda, la protección de las mujeres debe ser la misión más importante. Sin embargo, no podemos dejar de mirar a los hombres afganos. Para ellos, el regreso del régimen talibán también implica la pérdida de sus derechos.
Los hombres tampoco tienen libertad religiosa y de expresión; no ser musulmán bajo el régimen Talibán no es una opción, y es castigado con la muerte. Además , la Ley Sharia norma todas las actividades; personales, familiares, sociales, económicas, profesionales; la inobservancia de éstas es castigada con penas como la ejecución, amputación y lapidación.
La televisión, el arte, el internet, la música, de acuerdo con la Ley Sharia, estarían prohibidos para todos. El pueblo afgano estaría perdiendo por completo su libertad.
En definitiva, el régimen Talibán representa un atentado contra la seguridad internacional, el terrorismo podría volver a amenazar el mundo. El fundamentalismo islámico sigue los principios para los cuáles se constituyó, la expansión del Islam, por lo cual la guerra está permitida dentro de sus fines religiosos. La lucha en Afganistán va más allá del género, es una lucha por la libertad y la paz.
Avelina Ponce
Tengo 38 ,nací y vivo en Quito, soy católica. Soy abogada, especialista en Propiedad Intelectual. Aficionada al Flamenco y los toros, dos pasiones a las que me gusta dedicar gran parte de mi tiempo libre. Me encanta escribir y enseñar.