¿TAN MALO ES SER AMA DE CASA?
Hace unas semanas, mientras iba manejando y escuchando la radio para enterarme de lo qué pasa en el país, escuche una noticia de la cual lo que más me impresionó es que algún político acusaba al Ministro de Finanzas de qué manejaba la economía del país como un ama de casa, entendiéndose en el contexto que era una forma despectiva de decir que el Ministro no estaba haciendo las cosas bien.
Y entonces vino mi inquietud: ¿A qué punto hemos llegado como sociedad que ser ama de casa es sinónimo de algo despectivo? Escribo esto plenamente convencida de que no debería ser así, y que ser un ama de casa es una de las labores más importantes y loables que tiene una sociedad y que se puede hacer con mucho profesionalismo.
Si bien cada vez son menos las personas que pueden dedicarse por entero a su hogar y hacer una tarea del 100% de su tiempo. Es indudable que ser ama de casa, incluye un esfuerzo y dedicación de día y noche, 24 horas, 7 días a la semana. En los buenos casos la paga es el Amor de la familia y en muchos otros ningún reconocimiento.
Cada vez estoy más segura de que es un rol fundamental, el ama de casa es quien hace que un hogar sea eso, un verdadero hogar, un lugar acogedor donde nos sintamos seguros y amados, facilitando una vida de familia, que por más que nos queramos olvidar en esta sociedad actual tan individualista, es y será la célula de la sociedad.
El ama de casa, en otros países se le llama homemaker, la que hace el hogar, es quien tiene o quisiera tener todos los conocimientos posibles en su cabeza. Ser una médica de todas las especialidades posibles, ser la mejor chef del mundo o saber cómo darles a todos las comidas más ricas y a la vez conseguir que las cosas sanas sepan igual de deliciosas que las papas fritas o los chocolates, saber todas las artes de terapia y Psicología para que cuando cualquiera de los miembros de la familia necesita un sabio consejo sepa que decirle y en fin tener toda las habilidades posibles para hacer que al menos en su hogar el mundo sea mejor para su familia, el rol más parecido a esa hada madrina que vivía en los cuentos.
El ama de casa además, y ojalá que el Ministro logrará hacer lo mismo, tiene que ser una genia en Economía, porque quien más sabe cómo satisfacer incontables necesidades con un presupuesto limitado. El ama de casa es la que logra casi casi estirar el billete para alimentar a los suyos, lograr darles su medicina cuando están enfermos, vestirles a sus hijos, educarlos, por lo que aunque no siempre lo consiga hará todos los esfuerzos posibles por alcanzar a cumplir el presupuesto de su familia, tal como al Ministro le encantaría cumplir con el presupuesto del Estado.
Y con este esfuerzo tratar de que su familia salga adelante y así intentar aportar mejores personas a esta sociedad.
Por esto yo creo que más que despreciar esta labor, démonos el tiempo para felicitar al ama (o tal vez amo) de nuestra casa y agradecer por esta labor.
Solo me queda por decir:
¡Qué vivan las amas de casa y ojalá que la Economía de este país se manejará con esa sabiduría!
Verónica Villacis Martínez
abogada por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Especialista en Derecho de los Negocios de la Universidad Externado de Colombia. Mágister en Derecho de la Empresa, Uversidad Andina Simón Bolívar. Abogada en Libre Ejercicio en Andestrat Consulting