La conciliación es la clave del éxito femenino
Bajo un modelo de conciliación con el hombre, muchas mujeres pueden lograr un equilibrio entre la maternidad y su profesión que si bien no es perfecto es más que suficiente para lograr el éxito.
(Video sobre Identidad Femenina y conciliación, María Calvo Charro)
‘Ser dueña de tu vida’, es una frase que, como mujeres, escuchamos constantemente en el siglo XXI. Equilibrar la vida entre mujeres, madres, profesionales y esposas, no es una tarea fácil, no hay respuestas perfectas. Sin embargo, existe una palabra poderosa que puede iluminar nuestro rumbo hacia acciones más efectivas que nos permitirán un éxito femenino equilibrado. Esa palabra es conciliación.
¿Es posible conciliar nuestra vida personal y profesional en una época donde la presión social y económica nos exige enfocarnos en el individualismo para intentar sentirnos exitosas? Como mujer de 29 años, madre de dos hijos y profesional, reconozco que dudé.
La presión actual que siente nuestra generación viene de un quiebre de intenciones en la historia
Durante nuestra vida, parecería que no conciliamos, si no que por el contrario, vamos en carrera, compitiendo. Las escuelas enfocan la calificación de las estudiantes acorde a su nivel de aprendizaje en las matemáticas o las ciencias, y las aptitudes sociales o la inteligencia emocional quedan en segundo plano. Crecemos pensando que, por tanto, la vida es una carrera y no una trayectoria. Pensamos que, así como nos medían en la escuela, entonces nuestra vida se valora acorde a cifras bancarias o estadísticas de popularidad. También como sociedad aceptamos este pensamiento como una verdad absoluta. ¿De dónde viene entonces esa presión aceptada por generaciones?
Para entenderlo, es importante recordar un poco de historia y por ende de feminismo. El feminismo inicia en el siglo XVIII alineado a la Revolución francesa y por ideales puros como la educación para las mujeres y más. Durante el siglo XIX desarrollaron el primer escrito puramente feminista y noble, donde se logra el voto femenino con el que querían conciliar los derechos de las mujeres en el ámbito público. Lo que nadie dice, es que se aprobó gracias al voto de una mayoría de hombres ya que las mujeres votaron en contra alineadas con la sociedad y la cultura de la época.
Para 1948 las Naciones Unidas hablan por primera vez sobre los derechos humanos. Sin embargo, la feminidad y el feminismo empezaron a corromperse para fines más individualistas. De hecho, parecía que la lucha entre los sexos era la supuesta clave para la “libertad” femenina.
Para la revolución del 68, la mujer buscaba un feminismo de equidad, pero completamente distorsionado. En este, para ser exitosa en su rol profesional, la mujer debía abandonar la maternidad. Es aquí donde se implantan todas las ideas que influyen en la actualidad con el mal nombrado feminismo de género, donde muere la razón y predominan los impulsos básicos. Además, se intenta distorsionar nuestra esencia femenina para realmente esclavizar a la mujer de este siglo y a las de futuras generaciones.
Por esta ocasión, con esclavitud me refiero a “tener que” ser exitosas profesionalmente; caso contrario, nuestra trayectoria no sería valorada ni por nosotras mismas, peor las empresas o inclusive la sociedad. María Calvo Charro, doctora en Derecho y profesora titular de la Universidad Carlos III de Madrid, asegura que, en el ámbito privado, la mujer ha conseguido la independencia, mas no la libertad.
Yo viví esa esclavitud
Cuando tenía 24 años planeaba con entusiasmo irme a hacer una maestría en el extranjero. Había aceptado la idea de que solamente si seguía un patrón de estudios, entonces llegaría a ser exitosa, valorada y feliz. Como muchas veces sucede, la vida tenía otros planes para mí. Mi primer hijo llegó un año más tarde y cambió completamente mi mundo. La maternidad es difícil, sí, hasta que te das cuenta de cómo tiene un poder transformador hacia tu manera de amar, vivir y pensar.
Mi generación está muy influenciada por la ideología de independencia femenina, y eso hizo que yo sienta una presión brutal ante la idea de quedarme con mi hijo como madre al 100%. Nunca vi a la conciliación como una opción. Estaba en shock. Bajo un sistema donde la idea de ser joven y madre es considerada una declaración de fracaso absoluto, me invadieron sentimientos de miedo, ansiedad e inseguridad.
Tuve que buscar una solución, no sólo en la psicología, sino de repensar nuestro rol.
Para lograr trabajar medio tiempo cuando mi hijo superó los 2 años de edad, debía integrar todas las partes de mi vida, incluida una conciliación con el hombre, que más allá de ser pareja, tenía el derecho y el deber de ejercer su paternidad. Amaya Azcona, directora de Red Madre España, sostiene que: “la mujer ha de seguir trabajando para que los hombres, padres de estos hijos, no abandonen su responsabilidad”.
¿Cómo fue el resultado de conciliar?
No fue fácil, pero valió la pena. Hoy puedo decir que sí soy dueña de mi vida, nuestra vida, porque ya no soy solo yo. Quiero ser un agente de cambio para futuras generaciones que busquen conciliar la vida personal y laboral. Es hora de cambiar las reglas del juego desde una perspectiva positiva, femenina e integral. En mi camino me di cuenta que los parámetros de éxito de las mujeres pueden ser diferentes a los del hombre, y eso está bien.
Nuestra capacidad no quiere decir que queramos necesariamente los mismos estudios o puestos de trabajo que los hombres. Debemos entender que bajo un modelo de conciliación, con su apoyo, podemos lograr un equilibrio que, si bien no es perfecto, es sanador. “El mundo de los humanos tiene dos alas: una son las mujeres y la otra, los hombres. Hasta que ambas alas no estén igualmente desarrolladas, el pájaro no puede volar” Abu l-baha. The Promulgation of Universal Peace.
Emilia Maldonado
Madre, esposa, diseñadora, creadora de contenido y EBM para Art Hotels Ecuador. Escritora y voluntaria por la vida & la familia para apoyar el reencantamiento de la feminidad en la mujer como base de una sociedad equilibrada.