Las anónimas
Este mensaje no es para exponerlo en grupos grandes, en colectivos numerosos, ni en recolectores de seguidores. Este mensaje es solo para ti.
Andaba yo con unas angustias cibernéticas bien sostenidas porque en estos grupos abiertos muchas mujeres escribían sus mensajes de manera anónima.
Fue tan evidente y notorio que incluso una de las administradoras dejó un mensaje que en resumidas decía: dejen de insistir y dejen a las anónimas en paz.
Mensaje que me pareció súper oportuno y certero. Solo que no cura mis angustias.
No me angustio con el anonimato de ellas, me angustio con la idea de que por ahí alguna de ellas eres tú y no tienes la confianza de venir a donde mi.
Si estás con dolores, llámame.
Sé unos ejercicios eficientes, y puedo referirte a los mejores doctores.
Si sientes angustia, llámame.
Puedo referirte a las psicólogas más maravillosas, y hasta puedo llevarte.
Si estás separándote, divorciándote, peleándote mucho con tu marido, llámame.
No sé qué se hace en esos casos, y también se acompañar calladita.
Presente y en silencio.
Si estás aterrada porque te falta dinero, llámame.
No tengo dinero tampoco, y podemos aterrarnos juntas o quizá somos las próximas grandes emprendedoras, y saldremos de esta, juntas.
Si tus hijos te están volviendo loca, llámame.
Mis hijas ya tuvieron éxito. Y de esa si, no hay vuelta atrás.
No, no me angustio con el anonimato de no querer ventilar las cosas de una con nombre y apellido.
Me angustio cuando escriben: pongo en anónimo porque no quiero angustiar a mis seres queridos.
Si eres tu, angustiarme contigo, es un privilegio, no una tortura.
Puedo llevar chips, y guacamole, o helado.