Las mujeres son poderosas por naturaleza
La palabra Feminismo hoy en día significa muchas cosas. Para algunos, significa un movimiento por la igualdad ante la ley. Para varios, significa igualdad entre hombre y mujer. Y para otros, significa dar la relevancia que debería tener la mujer en la sociedad.
Lo que todos estamos de acuerdo es que queremos el bien de la mujer.
¿Cuál es el bien de la mujer?
En la actualidad, existe una ideología que se basa en la igualdad de género, se dice que para convertirse en una mujer libre, se debe dejar a un lado la feminidad y así poder vencer al patriarcado y al machismo. ¿En verdad esto hace a la mujer poderosa?
Un poco de historia
Para entender esta ideología debemos entender el origen de la misma. En el año 1949 Simone de Beauvoir, una escritora Francesa, publicó el libro “El Segundo Sexo”. Este libro presenta un análisis de la escritora de lo que significa ser mujer. De hecho, a este libro pertenece la frase célebre
No se nace mujer, se llega una a serlo.
De acuerdo a estas ideas, la feminidad es una construcción social, y además la presenta como algo perjudicial para la mujer. Pero en realidad, la feminidad es esencial para el funcionamiento de la sociedad. Es decir, las características que forman a la mujer, permiten formar mejores personas, convirtiendo a la mujer en un ser muy valioso y poderoso.
Poderosa y valiosa
En específico, la maternidad, el amor por las personas, la madurez y el liderazgo, son características que forman mejores sociedades, eliminar estas características no beneficia ni a la mujer ni a la sociedad.
El ser humano alcanza su plenitud máxima cuando su espíritu se eleva a un nivel moral superior, el ser humano alcanza su plenitud, cuando forma su alma con valores y principios poniendo la integridad y el amor primero. Pero, todo esto no lo logra el ser humano solo. Desde el momento de la concepción nosotros empezamos un viaje, y el primer ser que conocemos es nuestra madre.
El amor de la madre
El primer ser que nos da calor cuando tenemos frío, nos da comida cuando tenemos hambre, y nos da amor sin conocernos, es nuestra madre. Ella, con su manto maternal y su dulzura natural, siembra amor en el vientre para cosechar en el momento en que ve a su hijo cara a cara por primera vez. Ella nos conoce primero y nos ve crecer con mucho amor y ternura.
Con la ayuda, el amor , las enseñanzas y la disciplina de un padre, nos formamos como seres humanos íntegros y respetuosos. A través de las experiencias vividas, se aprende a enaltecer nuestro espíritu a un nivel superior. Sin embargo, nada de esto se logra solo, el amor de la madre y las enseñanzas del padre, crean el balance perfecto para crecer como personas de bien.
Hay que entender, que la mujer es un ser de colores, que endulza la vida de las personas, es la semilla de la vida que alberga a los más pequeños y vulnerables en su vientre, los cuida hasta que estén listos para salir al mundo. La mujer, en unión al hombre, logra formar un hogar. Lo construye con mucho amor. Con su orden, madurez y liderazgo, logra mantener el hogar en pie y en complementariedad del padre, alcanza a formar una familia que moldea las almas de los seres más jóvenes, iluminando sus caminos hacia al bien.
La mujer como luz de vida
La mujer civiliza al hombre, porque la feminidad hace a la mujer el ser más especial del planeta tierra. Obliga al hombre a protegerla, a cuidarla y lo más importante, a valorarla. La mujer es un ser de luz, y como hombres, tenemos el deber moral de proteger este tesoro.
Hombre y mujer nos complementamos. La mujer no es igual al hombre; es su complemento ideal. La mujer no necesita actuar como un hombre para ser poderosa, la mujer es poderosa por naturaleza. Sin la mujer el hombre está incompleto.
Tomás Salgado
Tengo 15 años. Soy estudiante de colegio, amante de la política y del fútbol.
2 Comments
Excelente artículo!
Mi nieto Tomas, es increíble, inteligente,en suma un gran muchacho. Que Dios le Bendiga !FELICITACIONES !!