
Mujer, jefa, esposa y mamá
Nací en una típica familia ecuatoriana. Siempre quise ser mamá. Soy la segunda de cuatro hijos y siempre he sido mamá-gallina con mis ñaños.
Hace 6 años tomé la decisión de emprender y atreverme a tener el trabajo de mis sueños. Hoy soy la dueña de una marca de desarrollo de productos personalizados, estoy casada, tengo una hija de 20 meses y una vida que me hace muy feliz.
¿Por qué Productos Personalizados?
Vengo de una familia muy artística. Mi casa estuvo llena de música – todos cantamos, mi hermano toca la guitarra y mi mami ha sido siempre súper hábil. Pinta al óleo, teje, ha hecho cerámica, bisutería, pastelería, cocina y se ha convertido en una experta en patchwork.
Soy muy pegada a mi mami y crecí aprendiendo todo lo que ella hacía. Me quedaba hasta altas horas de la noche pintando, jugando con plastilina, haciendo maquetas o regalos. Todos reconocen que siempre he sido la más habilidosa de la casa. Hacer cosas con las manos me conecta con la mejor parte de mí, me da paz, me inspira, me encanta.
En el 2012 me gradué de arquitecta y enseguida trabajé ejerciendo mi profesión. La arquitectura hasta el día de hoy es una de mis grandes pasiones y es un interés que compartimos con mi esposo, que también es arquitecto.
Comienza la vida profesional
Aproveché y disfruté de mi experiencia trabajando como arquitecta, pero me pasaba que todos los días terminaba con una sensación de que algo me hacía falta…hacer algo con las manos.
Suspiraba pensando en tener un tiempo libre para practicar pintar en acuarela. Me ofrecía a empacar cada regalo que pudiera solo para tener la oportunidad de crear algo con mis manos…y lo convertía en una obra de arte, pero esto era un hobbie, un pasatiempos.
En el 2014 entré a trabajar en una constructora y ahí conocí a mi esposo. Mi contrato duró 5 meses y después de eso la vida me puso en jaque mate. Mi primera opción fue buscar otro trabajo haciendo lo mismo, pero en el fondo sabía que esa vida no era para mí. Desde hace algunos años atrás, escribía en mis listas de deseos que querría tener un negocio propio. Quería algo que me permita amar mi trabajo y tener flexibilidad de tiempo y de acción de acuerdo a mis necesidades y gustos.
Entonces una amiga de mi mami abrió un bazar en el que recibía productos a consignación para venderlos. Yo tenía un par de ideas en la cabeza de productos que quería producir. Así que superando todos los miedos e incertidumbres me lancé a hacerlo.
No fue fácil, empecé sin tener claro qué tipo de productos iba a producir. Pero algo en mí me decía que las respuestas vendrían en el camino y aunque esto me generaba dudas y ansiedad, lo hice.
Se me metió en la cabeza la idea de abrirme a las ideas de otros y combinarlas con las mías para generar tipos de productos mucho más potentes.
De ahí lo de hacer productos personalizados. Me tomó un tiempo encontrar una receta eficiente, pero la intención estaba clara, así que me puse a servir. Me dediqué a preguntar mucho, a experimentar y así poco a poco fui ganando clientes y desarrollando productos que se personalizaban de acuerdo a la necesidad de cada persona.
Le he puesto mucho cariño al proceso, a la manufactura y a cada cliente atendido. Mi negocio creció principalmente por el boca a boca. Aunque resultara complicado quería asegurarme de que cada pedido fuera una experiencia agradable que haga que mi cliente me vuelva a buscar y me recomiende.
Al día de hoy, tengo un portafolio de productos súper extenso. Más de 10,000 productos entregados y más de 900 clientes registrados, muchos de los cuales se convirtieron en amigos.
Los regalos de emprender
Para febrero de 2015 ya tenía una relación seria con mi Lui, ya hablábamos de casarnos y de tener hijos. Así que sabía que eso de tener mi negocio propio no podría ser un tema solo de romanticismo e ilusión. Tenía que ser UNA JEFA que se responsabilizara al 100% de lograr sus metas y organizar su tiempo.
Creo que el instinto maternal lo he tenido activado toda la vida y la familia para mí tiene un valor importantísimo. Por ello, fue uno de mis motores para emprender. La idea de casarme y tener una familia siempre fue parte del plan. Tener mi negocio ha sido mi vehículo para poder ser la mamá que siempre quise ser.
Emprendí a los 27 años y desde un inicio supe que mi camino como emprendedora y dueña de mi negocio lo haría a mi manera. En ese entonces fue algo que decidí intuitivamente y que ahora celebro porque me ha permitido recorrer un camino de disfrute y de autoconocimiento maravilloso.
En el año 2017 tuve la oportunidad de hacer un master intensivo en diseño de productos en Madrid y fue una experiencia muy enriquecedora. Aproveché muchísimo las clases, los viajes, la ciudad, mis profesores y cada cosa que vivía porque ya tenía un proyecto propio. Definitivamente pude acceder a este complemento en mi formación por el hecho de ser emprendedora.
Este año cumplo 6 años con mi negocio y 2 de ser mamá de mi Chiara. Siento que ser emprendedora me ha regalado muchísimo porque he podido compaginar mi profesión, mi matrimonio y mi maternidad a mi manera.
Hay días y días, pero la verdad es que no me veo en una situación diferente. A lo largo de estos 6 años he aprendido muchísimas cosas, he crecido como ser humano y como profesional. He aprendido a ser recursiva, flexible y a nunca dejar de luchar por lo que quiero.
Mi negocio lo empecé por mí, siguiendo una corazonada que me decía que el esquema tradicional de trabajar para alguien más en un horario de 9am a 5pm, no me iba a permitir ser una mamá presente ni a alcanzar mi desarrollo profesional a un nivel de jefa y dueña de mi tiempo.
El soporte de mi pareja
Al día de hoy puedo decir que vivo la vida que quiero vivir. Mi negocio ha llegado a una madurez que me permite ser más flexible con mis tiempos de trabajo y atención a mi familia. Todo esto ha sido posible gracias al apoyo, amor y confianza de mi Lui, mi esposo. Él ha creído en mis sueños tanto como yo y es mi fan #1.
Tener un sistema de apoyo es indispensable para emprender. En nuestro caso, sabemos que los dos somos corresponsables de nuestro hogar y compartimos todas las responsabilidades de la casa y de nuestra hija.
Él es un papá maravilloso y yo soy muy afortunada de compartir esta vida a su lado.
Creo que emprender ha sido una de las mejores decisiones. Hoy siento que AMO mi vida porque la he diseñado de manera que me permite disfrutar de mi maternidad, de ser esposa, de ser amiga, de ser hija; pero TAMBIÉN de sentirme una mujer empoderada, con un negocio caminando y que me apasiona.

Ani Gortaire
Soy Ani Gortaire, nací en Quito, tengo 33 años. Soy mamá, esposa, arquitecta, diseñadora de productos y obra de arte en proceso.
Llevo 6 años trabajando en mi propia marca de desarrollo de productos personalizados y siendo mi propia jefa.
Para mí el éxito radica en vivir enamorada de tu vida – me considero una mujer afortunada y exitosa.