
Rocío Velarde
1. Cuéntanos un poco de ti.
Mi nombre es Rocío Velarde, soy peruana, tengo tres años y medio viviendo en Ecuador. Soy casada. Mamá de Nicole y de Manuelito. Nicole va a cumplir 10 años, ahora en abril Manuelito va a cumplir cinco.Trabajo desde hace 23 años en el banco internacional, CitiBank. En este momento soy gerente general y gerente de banca corporativa de Citi Ecuador.
¿Cuál ha sido tu experiencia a nivel local e internacional? ¿Cómo han sido estas diferentes vivencias durante estos años desde los inicios de tu carrera profesional en Citi?
Nací en una familia que me dio mucho espacio para crecer. Yo siempre digo que mi padre es el primer feminista que yo conocí porque tuvo tres hijas mujeres y a las tres nos crio de una forma en donde él siempre buscaba que fuéramos independientes, que nuestra voz fuera escuchada y también mi mami tenía la misma filosofía.
Estudié ingeniería industrial. Durante el tiempo que estuve en la universidad éramos muy poquitas mujeres en la carrera, pero yo me sentía que estaba en un ambiente donde pertenecía. Y cuando entré a Citi no fue diferente. Empecé en Perú, estuve cinco o seis años aproximadamente trabajando en diferentes posiciones.
Los primeros diez años de mi carrera que fueron en Perú, en Estados Unidos y en Brasil, yo no tuve mucha conciencia o no estuve muy expuesta al hecho de ser mujer en una empresa o que generara algún nivel de diferencia el género al que yo pertenecía. Siempre fui muy enfocada en el trabajo, muy enfocada en generar resultados. Me casé con un hombre maravilloso que es un superpartner, que también en todo momento estuvimos muy alineados en lo que era el equilibrio entre la familia y el trabajo. Y en ningún momento sentí que estuviera yo dejando de lado algo o sacrificando nada.
Pero esos fueron los primeros diez años de mi carrera, una carrera internacional donde pasé por tres países, en una organización en donde yo me sentía súper acogida, súper apoyada. Y el hecho de ser mujer no era un factor que yo discutiera, o que yo ponderara en lo que era mi desarrollo profesional. Ya después de diez años en el banco, me acuerdo que estaba en Brasil, en São Paulo, y había un montón de chicas que venían a conversar conmigo y me decían: Chío cuéntanos, ¿cómo llegaste a esa posición en la que estás, ¿cómo hiciste, que es lo que hiciste? ¿Cómo tuviste una carrera internacional y venía mucho a la pregunta de ¿cómo puedes manejar tu carrera y un matrimonio feliz como el que tienes?
Entonces, la primera vez que me levantaron ese tema, mi respuesta fue: No hay nada, no hay ningún misterio aquí, yo trabajo, estoy muy enfocada en entregar resultados y eso es. Pero a la segunda, tercera, cuarta, quinta vez que alguien te lo preguntan, empiezas a generar conciencia de que tal vez lo que tú tienes o, como yo estaba viviendo mi carrera y cómo vivía en ese momento, era una gran fortuna, y no era la realidad para la mayoría de las chicas que estaban a mi alrededor, que estaban en la misma organización, con las mismas políticas de inclusión, de diversidad, de identidad de inclusión.
Pero sentían que había algo que no necesariamente les permitía manejar este equilibrio entre familia y trabajo. Y fue ahí donde empecé a analizar un poco como buen ingeniero, empecé a hacer ingeniería reversa para entender este proceso.
No hay fórmula mágica, pero tiene que ver con venir de una familia en donde tuve la estructura, los valores y el apoyo para poder crecer. Y a mí nunca me cuestionaron el hecho de ser mujer y ser ingeniero, nunca.
Siempre les digo a los papás que me preguntan de cómo manejo mi carrera y yo les digo que sepan lo importantes que son en la vida de sus hijas. En el momento en que ustedes, en su casa, den ejemplos de equilibrio, den ejemplos de promover los espacios para sus esposas y lo mismo a las mamás. Entonces primer punto que aprendí fue eso: el ejemplo que yo tuve en mi casa, y el inmenso apoyo de mis papis.
Punto número dos, la persona con que me case, Giorgio es un crack. Es súper, siempre me apoyó en todo, siempre existió mucha comunicación. Constantemente tuvimos esta visión de que la familia que estábamos construyendo era responsabilidad de los dos. Y no era que yo tenía que dejar de hacer algo por enfocarme en la familia y viceversa, sino que teníamos que trabajar mucho en encontrar ese equilibrio. Y fue algo que se fue dando naturalmente a partir de cómo nos conocíamos y de la comunicación que nosotros teníamos.
Y el tercer punto obviamente que soy una persona que está muy enfocada en trabajar, entregar, como tu sabes, soy una persona que tiene mucha fe. Mi papi me enseño de chiquita a dedicarle mi día a Dios. Entonces era una cosa que para mí era súper importante. ¿Cómo voy a hacer las cosas de una forma en que esta dedicación sea honrada?
Creo que esos fueron los tres factores que a mí me movieron a seguir creciendo en mi carrera sin sentir que estaba dejando de lado o que estaba sacrificando algo en términos personales. Entonces es fácil decirlo, pero en ese momento para mí fue como: lo que yo estoy viviendo o la forma en que yo he estado viviendo, mi carrera no necesariamente es la forma en que la mayoría de las personas, la mayoría de las mujeres, estaban viviendo.
Y fue donde me empecé primero a educarme. Porque para mí fue un momento que me generó mucha humildad en el sentido de que yo no sabía lo que significaba ser víctima de un sesgo inconsciente o consciente, de discriminación de género o inclusive de violencia de género en el ambiente laboral. Pero el hecho de que no haya tenido esas experiencias, no significa que no existan. Entonces empezar a aprender un poco más de eso y empezar trabajar de forma mucho más consciente para poder generar esos ambientes de trabajo donde nadie tuviera que preguntarme Ah, ¿Cómo llegaste a esta posición y estás casada?
Entonces esa fue un poco mi experiencia, ya la segunda mitad de mi carrera te diría que fue un poco más compleja, en el sentido de que, ya empecé a sentir lo que son los sesgos, no por ser mujer, sino por ser mamá. Entonces, era muy chistoso porque cuando nació mi hija, la mayor, cuando está embarazada, había un montón de gente que se preguntó y en buena onda, gente que me quería un montón y que lo hacía con genuino interés, que me decía ¿cómo vas a hacer ahora?, y yo decía: ¿cómo hacer ahora con qué? No, con el trabajo y con tu hija. Pero ¿cómo así, que les preocupa?
Y era como que: no, es que vas a tener que bajar el ritmo, porque tú trabajas mucho y vas a tener que bajar el ritmo. Y ¿cómo vas a hacer? Entonces esas conversaciones fueron ya más allá. Esto no era una persona que venía a conversar conmigo a preguntarme qué le cuente de mi carrera, si no ya era conmigo directamente. Tú vas a tener que bajar el ritmo.
Tú vas a tener que hacer las cosas diferentes de lo que lo estás haciendo hoy en día, porque existe una expectativa de cómo se comportan las mamás en el ambiente de trabajo.
Entonces y como te digo nadie me decía estas cosas de mala gente ni nada de eso, sino simplemente los parámetros mentales o las estructuras en las cuales habían crecido, les indicaban que una mujer en el momento en que tenía un hijo o una hija, como en mi caso, tenía que bajar el ritmo, desacelerar y enfocarse en otras cosas.
Y no había una conversación de equilibrio. Aquí vuelvo un poco a lo que es mi caso particular y cómo manejamos Georgio y yo las cosas. En mi casa. Giorgio es papá, yo soy mamá y él “no me ayuda” con mis hijos, son los hijos de los dos.
Y él tiene una carrera, demandante que le implica también viajar mucho y conversábamos nosotros, yo le preguntaba: a ti alguien te está preguntado si tu vas a bajar el ritmo, si vas a dejar de viajar y él me decía: no, ¿qué me estás hablando? Entonces, le decía es alucinante como existe este doble estándar de lo que se espera de la mamá, y del papá. La mayoría de las veces te diría que esos comentarios no vienen de un lugar malo, vienen de un lugar bueno, pero son estereotipos que existen.
Y cuando yo les explicaba un poco: la verdad no voy a bajar el ritmo. Me encanta mi carrera, me encanta mi trabajo. Yo creo que soy mejor mamá porque trabajo y soy mejor ejecutiva porque soy mamá. Entonces yo veo mucho la complementariedad de los roles, tu pareja es el mejor complemento y de nuevo, yo sé que no es el caso; y hay familias monoparentales. Hay mujeres que tienen experiencias muy diferentes a las que yo tengo y cada caso es un caso.
Pero en mi caso, en mi situación, la verdad que fuimos encontrando este equilibrio no siempre es fácil. Hay veces que me quiero jalar los pelos porque tengo que trabajar y los chicos necesitan atención y Georgio está viajando, nada al final del día no significa que es fácil. Y por lo menos para mí no ha sido fácil. Siempre hay momentos súper estresantes.
Pero el tema es tratar, por lo menos tratar de manejar este equilibrio. Y yo te diría la verdad que para mí es muy chistoso cuando yo veo el progreso de mi carrera y como yo he ido creciendo específicamente en el banco, si siempre he tenido una trayectoria de crecimiento constante, te diría, pero cuando tuve el mayor crecimiento, fue después de que fui mamá y fue este porque aprendí a priorizar las cosas. Es como que cuando tú tienes una vidita que depende de ti, es muy fácil ver qué es importante, que es urgente, que necesita de ti, que no necesita de ti. Es por eso de nuevo, mi experiencia es que ser mamá me hizo ser mejor profesionalmente, principalmente porque aprendí a priorizar las cosas de una forma más inteligente, porque el coste de oportunidad era no pasar tiempo con mis hijos. Y eso como que te pone las cosas mucho más en perspectiva.
En esta carrera de crecimiento, en algún punto sentiste o dudaste de decir acepto, aquí se vuelve un tema sensible, de tomar decisión . Sentiste en algún momento esa como duda de ¿lo haré o no lo haré?
Todo el tiempo. Y ahí te digo Gise, algo que para mí ha sido fundamental es, te hablo mucho de Georgio, mi mayor empuje, pero también en mi equipo. Siempre he tenido la suerte de trabajar con mentores y con líderes increíbles que en los momentos en que yo entraba en estos trompos mentales : como que no, no puedo, no quiero. Yo me acuerdo antes de asumir una a una de las últimas posiciones que tuve en Brasil, yo le decía a mi jefe:
quiero paz, quiero estar tranquila. Yo tuve una pérdida entre Nicol y Manuelito. Perdí un bebe y yo quiero paz, quiero tranquilidad. Quiero cuidar de mí.
No quiero seguir con este ritmo de trabajo. Y en esos momentos siempre he tenido mentores y mentoras que se han sentado conmigo a tratar de deconstruir un poco mis propios miedos y mis propios preconceptos. Y eso me ha ayudado un montón. Gente que ha tratado de hacerme ver las cosas de una forma más objetiva; ¿qué es lo que quieres hacer? ¿En qué te quieres enfocar? ¿Por qué piensas que no vas a poder?
Y la otra cosa es que, con el tiempo, uno va madurando y también aprendí que muchas veces estos miedos y estas inseguridades vienen tal vez de un lugar de arrogancia, de “yo tengo que hacer todas las cosas”. “ Yo no voy a asumir esa posición porque soy yo la que tiene que asumir todas las cosas”. Y con el tiempo, he ido entendiendo que lo importante es tener buenos equipos.
¿Qué consejo das a las mujeres que se desarrollan en espacios donde no tienen políticas de conciliación de trabajo y familia o donde tienen líderes que no apoyan a la maternidad o diálogo con líderes?
Respuesta corta: busquen otro trabajo.
La verdad que yo creo que las políticas son importantes porque para que una mujer se desarrolle de una forma integral tiene que estar bien en todos los aspectos de su vida. El trabajo tenemos que verlo como uno de los aspectos.
Si esta mujer está en la posición de liderazgo, mi recomendación es trabajar de forma consciente para la generación de estas políticas. En diferentes ambientes en donde yo he participado, yo creo que existe ya un nivel alto de conciencia sobre el impacto positivo que existe en tener equipos diversos.
Y no solo para las mujeres que tenemos hijos. Hay otros roles porque hay mujeres o que no pueden tener bebes o que deciden no tener pareja o cualquier otra decisión. Creo que lo que tú estás diciendo es esencial, totalmente.
De nuevo hay que vernos como seres humanos integrales donde el trabajo es una parte obviamente importante, Pero tenemos que tener vida para tener sanidad mental Y para eso es importante que el ambiente de trabajo en donde nosotros estemos, sea un ambiente que entienda eso que nos vea como individuos, no vea cómo seres humanos integrales y que tengan las políticas que nos permitan desarrollarnos en esa línea. Entonces yo tengo la suerte de haber visto en los 23 años que estoy en la industria financiera. Cómo ha evolucionado en esa línea. Yo creo que ya es una conversación que existe y que está abierta. Y a las mujeres que están en ambientes de trabajo donde no es una realidad, les digo hay un mundo afuera donde esto, si es una realidad. Tratemos de pensar qué es lo más importante para ustedes y traten de encontrar esos caminos y esos espacios donde sean valoradas de nuevo como seres integrales.
Pero parece que eso es lo mejor, hablar. Después de pandemia también ha sido un reto porque los horarios a pesar de que el Home office ha sido maravilloso, también los horarios se eliminaron porque siempre estábamos conectados, creo que es importante también el evidenciar que hay un rol y que hay una vida y decir no, no tener miedo a decir, estoy con mis hijos y ahora tengo el tiempo de mis hijos.
Totalmente y tengo para mí es así un aprendizaje a lo largo de mi carrera, yo llegué a la conclusión que establecer límites es la mejor forma de autocuidado. Como tú dices, levantar la voz y no se trata de no hacer las cosas porque te da flojera, sino que hay que poner límites.
Tenemos un objetivo que cumplir y hay que ponernos plazos razonables, porque generalmente cuando tú tienes estas presiones de sobre trabajo o tienes un nivel de inseguridad alto de que si no entregas en tal tiempo, lo vas a perder.
Este es algo que hay que parar para reflexionar de ¿por qué es así?, Y qué pasa si es que tú empieces a poner límites. Vivo aprendiendo, una de las cosas que he aprendido es esa, decir que no, poner límites, levantar la voz, conversar, es súper importante.
Eres una inspiradora innata, una líder innata que nos une, que nos conecta ¿cuál crees que es tu misión, la misión de vida que tienes para las mujeres y no solamente aquí en Ecuador, sino en todos los espacios donde puedes incidir, inspirar?
Mi propósito es simple, dejar el mundo un poco mejor de lo que lo encontré.
No podemos dejar a la mitad de la población afuera de lo que es toma decisiones en las empresas, pues por eso yo trabajo mucho para generar espacios en donde las mujeres primero se conozcan. Sepan que no están solas, porque también mucho del tema de ser mujer en un ambiente empresarial o en un ambiente donde no ves muchas como tú. La sensación de soledad y la sensación de que tienes que masculinizarte para poder crecer
Parte de este llamado que yo tengo es mostrar que tenemos diferentes espacios que ocupamos como mujeres, todos super válidos. Ya hay alguien que pasó por los problemas que tú estás pasando, ya hay alguien a quien puedes llamar para preguntarle cómo manejar esta situación. Y si es algo nuevo, hay alguien con quien puedes abrirte y abrir tu corazón y decir: estoy pasando por esta situación. ¿Cuál es el camino que te parece que deberías seguir?
Cuál es tu último mensaje que darías a estas mujeres maravillosas que han decidido hacer su vida entre ser mujeres y la empresa
Crean que pueden o traten de trabajar en sus propias creencias limitantes. Vean de dónde vienen esas creencias limitantes y cómo las pueden manejar. No piensen que van a hacer todo y que lo van a hacer todo perfecto. Traten de enfocarse y priorizar. Vean cómo se organizan para tener en el trabajo y en la casa equipos que las apoyen con lo que son sus metas. Y cuando estén cansadas, llamen a una amiga desahóguese y sepan que no están solas, tómense un vino o un té, lo que les haga felices. Pero no descuiden también a sus amigas y creen una red de apoyo. Porque cuando uno se siente solo, la verdad que todo es más difícil
Cuál es tu último mensaje que darías a estas mujeres maravillosas que han decidido hacer su vida entre ser mujeres y la empresa?
Crean que pueden o traten de trabajar en sus propias creencias limitantes. Vean de dónde vienen esas creencias limitantes y cómo las pueden manejar. No piensen que van a hacer todo y que lo van a hacer todo perfecto. Traten de enfocarse y priorizar. Vean cómo se organizan para tener en el trabajo y en la casa equipos que las apoyen con lo que son sus metas. Y cuando estén cansadas, llamen a una amiga desahóguese y sepan que no están solas, tómense un vino o un té, lo que les haga felices. Pero no descuiden también a sus amigas y creen una red de apoyo. Porque cuando uno se siente solo, la verdad que todo es más difícil.

Rocío Velarde
es casada y mamá de dos hijos. Ella es Ingeniera Industrial por la Universidad de Lima y cuenta con un Master en Administración de Negocios de Thunderbird School of Global Management & Tecnológico de Monterrey y un Certificado Ejecutivo en Liderazgo del Massachusetts Institute of Technology. Se unió a Citibank en 1999, donde ha ocupado cargos de dirección en distintas áreas como Banca Transaccional, Ventas y Soluciones de Banca Transaccional y Productos de Comercio Internacional. Desde 2019 es Gerente General de Citi Ecuador. Velarde es Vicepresidenta de la AmCham Quito y miembro de los Directorios de Junior Achievement Ecuador, la Cámara de Industrias y Producción y de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador.