
¿El velo: un signo de fe o violencia hacia las mujeres?
Algunas mujeres consideran el uso del velo como un medio de protección ante la violencia machista e incluso una forma de disuasión del deseo masculino. Para otras significa una manifestación de fe femenina autónoma con Dios, mientras hay quienes sienten que es una forma de opresión y control del gobierno.
El 13 de septiembre de 2022, Mahsa Amini de Irán, mientras disfrutaba sus vacaciones familiares, fue detenida por llevar un velo mal colocado. Horas más tarde, murió en la comisaría. Y me pregunto, cómo es que un velo que fue considerado por las mujeres como un instrumento del extraordinario florecimiento de la religiosidad en los años 70, en el 2022, se haya convertido en el símbolo de tantas otras mujeres que gritan justicia por esta infame muerte sin explicación.
Violencia contra las mujeres y niñas
Más allá de las connotaciones que cada hombre y mujer le den al uso del velo, considero de suma importancia el respeto a la libre elección del ser humano. El poder cegado de los gobiernos que pretenden imponer leyes que violan la dignidad humana e incluso generan afectaciones físicas, psicológicas y espirituales, deberían ser fuertemente juzgados.
Una sociedad que se construye con violencia, abuso y discriminación hacia las mujeres y niñas, genera una sociedad quebrantada y débil. Es «una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas, persistentes y devastadoras del mundo», en palabras de ONU Mujeres.
Rol del hombre en la construcción de una sociedad más segura para las mujeres
Así como numerosos grupos de mujeres se han manifestado los últimos 11 días en Irán y otras tantas hemos manifestado nuestro dolor y descontento en redes sociales; los hombres tienen la responsabilidad de ser promotores de un cambio en pro de la mujer.
Sin subestimar su apoyo, desde los espacios en el trabajo, la familia y los amigos, pueden ser entes promotores de pensamientos de igualdad entre hombre y mujer, desde el punto de vista de nuestra naturaleza y dignidad humana y respetando las diferencias biológicas intrínsecas de cada uno.
Una sociedad sin estigmas
Las mujeres y hombres merecemos libertad de pensamiento y expresión, bajo un margen de respeto hacia nosotros mismos y los demás. Las mujeres queremos y merecemos caminar tranquilas. Nuestra espiritualidad e intimidad con Dios es tan personal que no puede verse afectada por tener o no un velo encima.
Que cada una escoja su forma, como escribió San Pedro: “Que vuestro adorno no sea lo de fuera, peinados, joyas de oro, vestidos llamativos, sino lo más íntimo vuestro, lo oculto en el corazón, ataviado con la incorruptibilidad de un alma apacible y serena. Esto es de inmenso valor a los ojos de Dios” (1 Pe 3, 3-4).
El velo, que ha sido históricamente un signo exterior de profundo respeto y reverencia a Dios, no puede ser un instrumento de imposición, control y violación de derechos. No puede desvirtuarse una noble tradición con tal agresión a mujeres que las ha llevado hasta la muerte.
Que estas manifestaciones en Irán sean una expresión fuerte y rotunda de la necesidad de un cambio de pensamiento y accionar en las familias y gobiernos de todo el mundo. No podemos ignorar los pedidos de ayuda que miles de mujeres gritan, ese sufrimiento debe ser escuchado y valorado por todos.
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