Balance de vida ¿En un mundo de alta velocidad y cambio: mito o meta?
La pregunta que me hacen con mayor frecuencia durante mis conferencias es : ¿Cómo consigue el balance entre su vida personal y profesional? La respuesta que doy siempre es: bienvenidos al mundo donde el balance es un efímero minuto que se esfuma con la inmediatez y la alta velocidad del cambio en el que estamos inmersos en el mundo actual.
Hoy, en un mundo lleno de información y competitividad, el balance de vida es como surfear una ola: estarás sostenido en la tabla mientras sepas mantener el equilibrio y hasta que la ola se acabe. Luego tendrás que surfear la siguiente y la siguiente en circunstancias y condiciones diferentes, lo importante es que aprendas de cada ola para ganar la maestría de manejarlas. Entiéndase maestría no como el título de Magíster que sacamos en la universidad; sino como el arte de saber manejar las condiciones cambiantes y salir victorioso, con balances saludables pero momentáneos.
Balance personal, con tu mente, cuerpo y alma
No existen recetas perfectas, solo acciones que dan resultados y que te permiten surfear por un rato este mundo actual. Lo importante es el “awareness” o el estado de conciencia que en momentos donde nos perdemos en la competencia, o en un proyecto que nos toma tiempo extra, ó los estudios de 12 horas para un examen, o simplemente momentos críticos que requieren de tu dedicación extrema, volvamos a centrarnos y a establecer conscientemente que debemos prestarle atención, tiempo, y sobre todo amor a quienes tenemos cerca : empezando por nosotros.
Es así que el balance, según la teoría, es tener en equilibrio mente, cuerpo, y espíritu (alma). Cuando una de estas tres patas de nuestra mesa de balance se desequilibra, se desequilibran todas. Una por estar débil, otra por compensar siendo más fuerte y otra por estar en el medio. Es sencillo entenderlo con las reglas de la física, pero es un arte en lo humano, que se aprende con el tiempo y con estar consciente de nuestros síntomas: una contractura en el cuello que puede terminar en neuropatías, una falta de propósito y de motivación, simplemente un cansancio crónico o el famoso “surménage”.
Les cuento una noticia para todos los que están en esa carrera de llegar a los altos cargos de las organizaciones y se ven obnubilados por el éxito: “Mientras más arriba es peor”. El éxito tiene un alto costo de tiempo, manejo de estrés y constante capacitación, así como resiliencia y enfoque en lo importante y lo urgente, entre otras cosas.
Es por esto que debemos tener altísima conciencia de que debemos cuidar nuestro equilibrio, e incluso saber que cuando entremos en desbalance, eso tendrá un costo que luego tendremos que reparar. Es decir, hacernos cargo de nuestras decisiones y volver a darnos tiempo para el deporte, la familia, la oración o meditación, y las actividades que nos renuevan.
Balance trabajo – familia
Hoy me voy a referir en especial al equilibrio en nuestras relaciones con quienes amamos, este por lo general es el más ansiado y probablemente el que más nos llena de culpa especialmente a las mujeres con vidas profesionales agitadas. Es el más juzgado y condenado en la sociedad, históricamente y en especial a las madres, aunque hoy por hoy, cada vez más a los padres también.
Partimos de la premisa de que el balance es el resultado de condiciones favorables o negativas y tu habilidad para surfearlas de manera que salgas con resultados positivos. Es así que depende del nivel de responsabilidad y dedicación (entre otros) en tu familia y en tu trabajo.
En cualquier caso, lo primero es el diálogo y acuerdos con tu pareja, si eres casado, o con quien convivas: padres, hijos, amigos, y aún si vives solo harás un acuerdo contigo. Es muy necesario el diálogo con los hijos y, más aún, si eres la única cabeza de hogar: divorciada o viuda ya que muchas veces no tendrás reemplazo para momentos importantes. Quien tiene expectativas de cariño, reciprocidad o cuidado, debe saber cuáles son tus metas que benefician al clan, y ser parte de ellas. Pedir ayuda a la familia extendida para que te apoyen con amor a los más pequeños también puede mitigar las ausencias.
Destinar actividades inolvidables de calidad con quienes amas: sean padres, hijos, amigos, familiares, es importante. También lo es, que tu familia sepa cuando tienes un reto grande, cuando debes poner más horas o dedicación que lo normal a un proyecto para sacarlo adelante. Así mismo, es fundamental que conozcan el propósito trascendente por el que estás sacrificando ese tiempo familiar, ese “bien mayor” que todos deben conocer y ser parte. Ese momento de sacrificio acordado no puede durar más tiempo del que has comunicado que será necesario. Cumplir las expectativas de quienes amas es parte del balance en cualquier tiempo, más aún en tiempos difíciles.
Otra de las cosas que ayuda a los hijos a entenderte y hacerles parte de esa dinámica, es llevarlos a tu lugar de trabajo y ojalá, experimentar un día de trabajo contigo. Eso les da una seguridad de dónde estás y que haces cuando no estás con ellos, así mismo alivia a la ansiedad de “donde está mamá o papá”. Esto debería ser una práctica en todas las empresas y mejora el ambiente laboral, de manera exponencial.
Otra de las acciones es entregarles responsabilidades de acuerdo con su edad, si estás fuera de casa, o en viaje de negocios, para que ellos se sientan importantes y parte del proyecto de familia. Esto es clave para que tú, como madre o padre, no llegues a casa a solucionar todo (con el consiguiente agotamiento y probable malestar), y que sea un trabajo de amor familiar. Pero también es cierto, que por más agotamiento que sientas al llegar a casa, lo debes dejar fuera y hacer un esfuerzo con una gran sonrisa cuando tus hijos necesitan de ti.
Lo que sí puedo decir, es que este equilibrio de las relaciones con quienes amas es el más complicado de lograr porque es el más cambiante y el más incierto, porque involucra las expectativas de cuidado y amor de cada miembro de la familia, que además son diferentes en cada uno, cambian en los momentos de la vida o con la edad de los hijos o padres. Siempre será paradójico: cuando nuestros hijos son pequeños requieren más tiempo y cuando son grandes nosotros queremos más tiempo con ellos. Nuestros padres son independientes cuando somos jóvenes, y requieren mucho cuidado cuando nosotros somos adultos maduros y ellos ancianos.
Nuevamente, lo importante es estar consciente de darle tiempo a quienes amamos y darnos tiempo con ellos para amarlos. No será siempre igual en tiempo y forma, de acuerdo con los vaivenes del trabajo y las condiciones externas (economía, competencia profesional, viajes de negocios, divorcio, necesidad de cuidado personal, enfermedades, etc.…) lo importante es, adaptarse a condiciones cambiantes, siempre con la consciencia clara, hablar y expresar el amor familiar y unirse con el propósito trascendente. No va a ser perfecto, el balance no es una meta, es un camino en el que debemos estar conscientes cuando nos salimos de él y volver cada vez que nos descentramos.
La vida profesional es cada vez más retadora y exigente, conseguir el balance tiene un ingrediente principal: el amor a nosotros y a los que tenemos en nuestro corazón. El amor nos dará la consciencia para darnos cuenta cuando nos perdemos, las técnicas y acciones que apliquemos conscientemente nos darán la paz.
Compartir y dialogar con quienes amamos para hacerlos parte del proyecto profesional que perseguimos nos dará el acompañamiento que necesitamos. Una vez mi hijo del medio fue mi consciencia, me dijo: “Mamá si tú estás bien: todos estamos bien. Si tú estás mal, todos estamos mal”, así aprendí a cuidarme, tenerme paciencia, luchar y saber que aunque me puedo descentrar, volver a caminar en el camino tiene un efecto maravilloso en quienes amo. Qué mejor premio se puede soñar.
Verónica Sevilla
Experta en desarrollo estratégico de negocios, ha realizado proyectos innovadores de producto y experiencias turísticas, ha liderado exitosas campañas internacionales de comunicación, mercadeo, marca ciudad y planes estratégicos para la expansión de destinos inteligentes, así como la campaña nacional “Unidos Por Ecuador”.
Su misión es impulsar el empoderamiento de la mujer para ocupar espacios de decisión como pilar de la sociedad, la productividad equitativa y consciente.
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