
Un homenaje a las mujeres de hoy y de siempre
El mes de mayo, ha sido por tradición en Ecuador, el mes donde celebramos a nuestras madres. Esto es algo que por justicia se necesita, sin embargo, como mujer, como madre y como hija me pregunto; ¿cuál sería un verdadero homenaje para las mujeres?
Para comenzar, resalto que la celebración del día de las madres parte de una realidad maravillosa que nos atañe solo a las mujeres: la maternidad. La maternidad como expresión de la feminidad pues, nuestro cuerpo tiene la posibilidad de albergar vida y no solo eso, sino también de protegerla, de amarla y de establecer vínculos afectivos de por vida con la nueva personita que viene en camino.
Sin embargo, sería reduccionista limitar a la mujer únicamente a su maternidad; pues hay mujeres que, aunque no han dado a luz a hijos son madres y madres maravillosas como la Madre Teresa de Calcuta. Esto se debe a que la identidad femenina es compleja y peculiar. Una identidad que la diferencia del hombre, pero no la hace superior ni tampoco inferior a él. Porque, gracias a la dignidad humana, hombres y mujeres tenemos igual valor, sin embargo, somos diferentes.

¿Compleja la identidad femenina?
Sobre la identidad femenina, Mariolina Ceriotti[1] – neurosiquiatra infantil y psicoterapeuta para adultos y parejas- en su libro Erótica y Materna dice que la misma es compleja porque implica dos modalidades: lo materno y lo erótico. Cada aspecto se manifiesta en la mujer con distinta intensidad en momentos distintos de la vida, según la lógica privada y, a su vez, cada aspecto puede ser manifestado con características positivas o negativas.
La modalidad erótica, de acuerdo con la autora mencionada, tiene relación con la autonomía y el respeto de la mujer a sí misma. En matices positivos se expresa a través de elegir por sí misma, sacar adelante proyectos, capacidad de revestir positivamente el cuerpo y la mente; capacidad de cuidar de sí misma. En cuanto a los aspectos negativos podría manifestarse en egocentrismo, vanidad y en auto referencialidad infantil (susceptibilidad extrema).
La modalidad materna, por su parte, tiene relación en su manifestación positiva con el aceptar y cuidar las relaciones, la sensibilidad ante la necesidad, la creatividad para crear vínculos afectivos con los demás. En cuanto a los aspectos negativos se refleja en tratar de tener bajo control a las personas y situaciones, a someter a presión a quienes la rodean y a generar en los demás sentimientos de culpa.
El reto para la mujer es encontrar la integración entre los dos aspectos erótico y materno, porque la coexistencia de cada uno modera los matices negativos del otro. La propia identidad femenina, corresponde a la percepción de ser una persona entera frente a otras personas enteras. Conocer los límites, pero también las fortalezas. Estar definidas y valorarse.
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[1] Mariolina Ceriotti Migliarese es neurosiquiatra infantil, y psicoterapeuta para adultos y parejas. Es conocida por sus conferencias y artículos sobre la familia, dirigidos a padres y profesores, y es autora de varios libros. Vive en Milán y es madre de seis hijos.

Mujeres, manifestación de la riqueza de la identidad femenina
En la historia de la humanidad se ha desconocido la riqueza que implica esta complejidad femenina y que va atada a su identidad. Sin embargo, el espíritu humano no puede ser limitado con leyes o sistemas opresores, pues estos fomentan actitudes de rebeldía y reacción. Unas veces las reacciones han sido violentas otras no, pero sin duda estas reacciones han constituido inicio de un proceso de reivindicación.
Para evidenciar lo que acabo de decir, quiero recordar el paso de mujeres valientes y preparadas que abrieron camino. Comienzo en el siglo I antes de Cristo con Hortensia, año 42ac. Roma se hallaba en guerra civil. De un lado se encontraban los triunviros (Octavio, Marco Antonio, Lépido) y del otro lado los asesinos de Julio César, Bruto y Casio. En esta situación se gravó al patrimonio de las mujeres ricas y Hortensia, hija de un famoso político, orador y abogado (Quinto Hortensio), representó a cerca de 1400 las mujeres afectadas y con un discurso muy convincente logró disminuir a 400 el número de mujeres gravadas por impuestos. Cabe recalcar que no era la costumbre que las mujeres se presentaran ante los triunviros y mucho menos para exigir derechos.
El ejemplo de esta mujer abrió el camino para que en el futuro muchas más levanten la voz y reclamen sus derechos, aunque el sistema, tendía a dejarlas de lado, a ignorarlas e incluso a rechazarlas.

Más adelante en la historia,
encuentro a Matilde Hidalgo Navarro de Procel. En 1924 en las elecciones nacionales para diputados y senadores en Ecuador, dentro de un contexto en el que lo común era que la mujer esté destinada únicamente a tareas del hogar; la valentía e inteligencia de Matilde Hidalgo marcaron un antes y un después en el derecho a sufragar de las mujeres en Ecuador y Latinoamérica.
Matilde Hidalgo se acercó al registro y votó por primera vez en el cantón Machala debido a que en ninguna norma se prohibía expresamente el sufragio femenino; se trataba pues de un “vacío legal”. Cinco años más tarde, se aprobó el derecho al sufragio femenino, convirtiendo al Ecuador –junto a Puerto Rico– en los primeros países de América Latina y el Caribe en donde las mujeres pudieron votar en una elección nacional.
Finalmente, pero no menos importante, traigo a colación la historia de mi abuela materna Leonor Pugliesi Durriti, argentina nacida en el año 1927. Quedó viuda a los 56 años cuando mi abuelo murió repentinamente en un accidente automovilístico. Mi abuela a sus 56 años, tras la muerte de su marido tuvo que aprender a manejar su vehículo, y le tocó liderar, administrar y gestionar la reciente panadería que habían levantado juntos.
Resalto esta historia, porque es la historia de muchas mujeres que no son nombradas en los diarios, no salen en la televisión o no son portadas de revistas de influencia económica o política, sin embargo, son aquellas mujeres que con su trabajo ordinario del día a día levantan familias destrozadas, negocios quebrados, países devastados tras las guerras.
La mujer común, la que está comprometida consigo misma y que tiene el amor como brújula es quien incide favorablemente en la sociedad, impacta en la vida de quienes la rodean y es quien abre el camino para las próximas generaciones.
Así dijo el ahora el Santo Juan Pablo II en la Carta Apostólica Mulieris Dignitatem: “En este contexto amplio y diversificado la mujer representa un valor particular como persona humana y, al mismo tiempo, como aquella persona concreta, por el hecho de su femineidad. Esto se refiere a todas y cada una de las mujeres, independientemente del contexto cultural en el que vive cada una y de sus características espirituales, psíquicas y corporales, como, por ejemplo, la edad, la instrucción, la salud, el trabajo, la condición de casada o soltera.” JPII (29) (Carta Apostólica Mulieris Dignitatem del Sumo Pontífice Juan Pablo II Sobre la Dignidad y la Vocación de la Mujer con Ocasión del Año Mariano)
Con estos ejemplos pienso que puedo honrar de manera debida a las mujeres de hoy, ya sean madres, hermanas e hijas; porque no hay mejor manera de hacerlo que visibilizando y alzando la voz para contar sus luchas, sus dificultades, pero también sus triunfos que van construyendo la historia de la humanidad.
Es importante resaltar que, valorar a la mujer como persona en toda su dimensión, impacta favorablemente a la construcción de una cultura de paz que no puede ser impuesta y para ello, es necesario conocer y valorar la dignidad de la persona humana como principio rector en la toma de decisiones, redacción de leyes y elaboración de políticas públicas. Es tan necesario que en la sociedad se reconozca la riqueza de la identidad femenina como la de la identidad masculina, pues para erradicar toda discriminación, es necesario partir de la complementariedad que está dada en la medida en que hombre y mujer somos distintos, pero igualmente dignos.
En conclusión, la cultura de paz que erradique todo tipo de violencia hacia la mujer debe tener como base el respeto a la dignidad humana y el dar valor a la complementariedad de hombre y mujer pues, la confrontación no es manera de hacer crecer una sociedad ni un país
DIRECTORA DEL ÁREA DE INVESTIGACIÓN
Esposa y madre. Abogada y Máster en Derecho Civil y en Matrimonio y Familia. Directora del área de investigación y Decana del Instituto para el desarrollo de la Cultura y Sociedad, IDECS-UHE.
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