
Mi camino a la resiliencia
¿Cuándo te diagnosticaron cáncer? ¿Cuáles fueron tus síntomas?
Tenía una molestia cerca del pezón de la mama izquierda, me dolía y pensé que podía ser por una perla de leche. Cuando me hicieron el eco de mamas, me dijeron que tenía un nódulo de bordes anormales y que debía hacerme una biopsia. Después empezó la pandemia y tuvimos que estar encerrados. Empecé a sentir un cansancio fuera de lo normal y baje mucho de peso, yo lo asocie a la pandemia y el estrés que estábamos viviendo. Sin embargo, el oncólogo me dijo que ahí fue cuando estaba empezando a desarrollarse el cáncer.
¿Cuál fue tu primera reacción al recibir la noticia? ¿La de tu familia ?
Desde el día que me hice el eco y me dijeron que tenía un nódulo, sentí que el mundo se me venía abajo. Tenía mucho miedo porque viví muy cerca el proceso de mi hermana que tuvo cáncer de mama, y sabía que por las características del nódulo no me esperaba nada bueno. El día que recibimos la noticia que tenía cáncer, nos pusimos a llorar con mi familia, mi cuerpo temblaba y trataba de llamar a los doctores para que me digan que tan grave era. Fue un momento muy duro, pensaba en mi familia, en mis hijas y que no quería que nada malo me pase. Doy gracias a Dios porque desde ese momento sentí el respaldo de mi esposo, de mis hermanas y de toda mi familia. Me hicieron saber que no estaba sola y que juntos íbamos a salir adelante.
¿Cuáles fueron las emociones que sentiste? ¿Sentiste miedo? Cómo lo venciste?
Sentí mucho miedo y angustia de lo que podía pasar, la verdad pasaron muy rápido las cosas y creo que ese momento no las terminaba de asimilar. En el transcurso de un mes, me enteré que tenía que cáncer, me operaron de las dos mamas, y tuve que empezar enseguida el tratamiento de quimioterapia. Creo que nadie está listo para está situación, pero siempre tuve la certeza que quería luchar y dar todo lo que estaba a mi alcance para recuperarme por mí y por mi familia. Me ayudo mucho tener un camino más claro que recorrer con un equipo de médicos conocidos y la esperanza de saber que mi hermana María Isabel está viva y supero el cáncer como la guerrera más valiente que es.
¿Piensas que tener miedo es malo?
Sentir miedo no es malo, es normal tener está sensación, y creo que lo importante es saber como canalizar las emociones. En primer lugar siempre expresar lo que sentimos y luego buscar la manera de vencer ese miedo, buscar apoyo y tratar de encontrar lo que nos de paz y tranquilidad.
¿Qué fue clave para poder enfrentar esta situación en tu vida?
Acercarme mucho a Dios y a la Virgen, saber que en el cielo tengo a mi mami que me cuida. El apoyo mis dos familias que siempre estuvieron a nuestro lado para darnos una mano y hacernos sentir que no estábamos solos. El amor y apoyo incondicional de mi esposo, porque siempre estuvo a mi lado dándome ánimos para seguir. Vivimos momentos muy duros en los que sentíamos que no podíamos más, pero respiramos, rezamos, lloramos juntos, nos abrazamos y seguimos.
El amor infinito de mis hijas Emilia y Micaela, mis ángeles de luz que me llenaban de amor y sonrisas cada día, ese amor que te da fuerzas y sólo quieres seguir y luchar. Ellas fueron mis enfermeras de amor. El apoyo y cariño de mis amig@s que siempre estuvieron pendientes de mí, que me hicieron llegar su cariño y se unieron en oración. Creo que todo es un conjunto de buenas vibras de saber que no estás sola y que hay gente a tu alrededor que te apoya y de alienta a dar cada día lo mejor de ti
¿Cuál ha sido tu aprendizaje personal de todo lo que has vivido?
- Siempre debemos ser agradecidos con Dios por cada día que nos regala, porque no sabemos en qué momento pueden cambiar las cosas, aprendí a valorar las cosas más sencillas de la vida y aprender a equilibrar mis actividades.
- Darme un respiro o querer tener un poco más de tiempo libre está bien, que hay cosas más importantes que vivir en el estrés diario.
- Aceptar que está bien si hay cosas que no puedo hacer y que puedo bajar el ritmo y vivir más tranquila. Aprendí a agradecer a mi cuerpo por darme una señal de que algo no estaba bien. Solté y sane recuerdos y vivencias que no sabía que me podían seguir afectando.
¿Qué le dirías a una mujer que está pasando por lo mismo? ¿Y a su familia?
Le diría que Dios nos pone pruebas que podemos superar, que a veces al principio no entendemos el por qué de las cosas y es muy difícil asimilar lo que tenemos que vivir, pero que siempre hay una luz al final del túnel, que la esperanza y el ser positivo ayuda mucho. Que aprendan a valorarse por lo que son y no por su apariencia, que a pesar de que luzcan diferentes su esencia como persona no cambia y eso les hace las personas más valiosas del mundo. El aceptar y decidir luchar es de valientes. El camino no es fácil y a su familia le diría que les den cada día mucho amor, apoyo y comprensión, el sentir la compañía y respaldo es parte fundamental del tratamiento.
¿Cómo ha cambiado tu vida a raíz de todo lo que has pasado?
Soy más agradecida, cada día me doy un tiempo para agradecer desde las cosas más grandes hasta las pequeñas. Valoro cada momento que pueda pasar con mi familia y trato de estar más equilibrada. A veces es difícil no dejarte llevar nuevamente por la rutina diaria y envolverte en el trabajo. Sigo trabajando en eso, en dar prioridades y saber que siempre hay un tiempo para todo y que hay que hacer lo que nos haga felices. Me permito sentir y expresar, sacar lo que tengo dentro y así cuidar mi estado emocional y físico. Me valoro más y sé que yo soy mi prioridad y que puedo alcanzar grandes cosas.
Tu esposo fue una pieza fundamental en todo el proceso que viviste, ¿por qué?
Claro que sí, siempre le agradezco a Dios por haberme regalado mi mejor compañero de vida, mi amigo, mi confidente y mi soporte. Sentir que tienes a tu lado un apoyo incondicional, que cada día te recuerde que no estás sola y que pase lo que pase siempre va a estar a tu lado, te da fuerzas para seguir. Sentir un amor tan puro que traspasa adversidades es una bendición.
El día que empezaba mi proceso de curación mi esposo me propuso de nuevo matrimonio y me hizo saber que estaba ahí para quedarse. Para mi esposo la prioridad siempre fui yo, mi tratamiento y mi recuperación. Hubo momentos que tuvo que hacer de mamá y papá y creo que siempre el amor pudo más que cualquier dificultad. A pesar de mi cambio físico siempre me hizo sentir que soy la mujer más hermosa y que me ama no por como luzco sino por la persona que soy. Le doy gracias a mi esposo hoy y siempre por luchar a mi lado, por no soltarme la mano y por ganar esta batalla conmigo.

Verónica Chávez
Soy una mujer de 35 años amorosa, luchadora, fuerte, soñadora, amable y sensible, amante de la vida y de mi familia.